Capítulo I Videncias
Y regresé desde los mares de la tranquilidad
entre tumultos y desgarros, abierta piel de escalofrío
¡Abandonadas las batallas!
Y mi Géminis
asombrándose, siempre excitado,
y radiante...
y reflexivo...
fondeando las grises veredas entre mis locos esbozos
Regresé desde el más allá de mi loca Impostura
saboreado su perfume ingrávido
¡Dadme la palabra rotunda!
Construiré las bellas derrotas
y el hueco de los vacíos a mis noches
Un soez tallo, una vivaz hoja, resistían a los golpes de huracán
y el frio eran ojos
mares congelados
rosas muertas
que sólo perviven en la atávica memoria
Lábiles huesos recitarían bajo la luz de las lunas
a mi blanca y alejada muerte,
y me expandiera como tinta que mancha
en la espesa bruma del cerrar de ojos
Miércoles maldito, me llamaban los malditos,
no escuché el abrir de puerta extraña,
atrás Marte y la soledad de sus lúgubres pájaros de brisa
/eran bosques habitando el azar de los cielos/
Regresé desde ninguna
memoria a la cara oculta del sí de los espejos
/Y al palpar de mi hígado, un nuevo despertar/
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Videncias
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Capítulo II Sincrónico
Era secuela una hoja,
orbital en el terso de los olivos,
mater de rocas y numen
en su voz perenne me habló:
De entre todas las profecías yo te diré una,
impregnada de oculta mirada:
"La llama romperá al león, satisfaciendo fragilidades"
¡Ah, la vida sobre el aire es mía, y de todos vosotros...los suelos pisoteados!
Las visiones de los fantasmas se diluyen entre los sonidos agrios de un arpa
Nadie las observa
Barcos
somos barcos
navegando sobre un mar de esqueletos y olvido
Seré tenue sombra y plácida luz
desde mis tallos hasta la seca arenisca
redimiendo a los soles su cabello ya apagado
donde escribir el adiós todos los días
donde sentir un funeral todas sus noches
Siendo esperanza, soy tu verdugo
Sálvate al beber de mi saliva
Serás la historia de una reina entre vestigios
enjuiciada por crímenes del extenso papel
Barcos
Somos barcos a la deriva de un cosmos plateado y de sus ojos escapando
teñidas las mañanas de estupor
Hoja verde, orbital de los olivos, testigo de la incrédula oscuridad, seria mirada... a la luz del día
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Sincrónico
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Capítulo III Los caballos
Retrocedo en espiral, en garganta que hace vida
¡Regresé tarde, a la ausencia!
de aquellos mundos llamados Poesía
donde "todo" eran batallas
Atrás, la única existencia en la única noche
Regresé siendo caballo
sondeando los vacíos
y unos ojos grandes,
enormes flores de visitas
robles de negrura
definieron mi galopar
don dumas
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Caballos |