Poema en línea 23:03... la triste desolación no hay que tocarla, destruida, de su carne alimentándose, la aridez de sus grandes ojos, abultada distancia y desgracia de sangre, es un vuelco, vestida con alacenas de niña, y labios pintados de noche, desolación en el perpetuo aroma que cae con la gravedad del viento, que nadie ve, ni su frío se siente, hablando con voz del firme escondite, en un yermo rincón regado por un río de ecos y dejando mudo el hambre de volver a sentir, desolación...
don dumas
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