Me recuerdas al secreto de las alas
El martirio es llevarlas, creer que vuelas
Sobrevolar un horizonte que no habla
Enmudecido en el vértigo
Ocuparon mi vida los espectros y sus contraluces,
en círculos viciosos e imperfectos,
acaso fueron suspiros, eran perfidias que lloraban
Vagaba mi verdugo en la distancia,
en Mi abrasivo caos, con su oscura furia,
el terror duerme lúgubre conmigo
¿Quién me persigue? ¿Qué roza mi piel en el maquillado anochecer?
Mi crescencia amaneció en un trasnochado verso,
arrastrando dos almas,
a la destrucción el plagio de las vidas
Regalándome el tacto de los santos, trazadas mis odas,
con la suavidad de la lisérgica nada,
incolora entre mis acciones,
incoloras y aburridas mariposas
Sus alas me han alejado de ser hombre,
rompen mi habla contra los acantilados del vacío,
me difuminan con su inconsciencia
La diosa vagabunda me posee, lunática Diana,
sus ríos visionarios me ahogan
todos los dibujos son engaños, papel
Tan solo me reconoce su hoy, su insignificante esfera,
la lucidez del brillo,
un esplendor que reaviva la vela
Musa Excéntrica en Mi labio partido
Me hiciste nacer herido, extraviado en un recodo de dolor
Desaparecido el ocaso, soy tu colapso,
creen que hablo a la oscuridad
Pero ella aún me pertenece
He dormido tres veces, esperando los albores
He dormido
Y no he despertado
Me escondió el despoblado óbito con sus eclipses
En su lluvia girando sobre mi rostro
¡escuchadla!
Sus parpadeos sobre mi rojiza tierra
Ella me Habla a través del agua que recoge
¿Cómo advertir en el oído el sonido que agrieta mi vida?
don dumas