Déjame ser tú,
hierba alta cegando los surcos de mis pasos
fingiendo estar dormida, mordiendo el sueño,
recostada en el verdor áspero de los segundos
Soy una extraña mancha en tu camino
penacho golpeando mi alfombra con gotas
mansas como la oración del despertar
hierba alta cegando los surcos de mis pasos
fingiendo estar dormida, mordiendo el sueño,
recostada en el verdor áspero de los segundos
Soy una extraña mancha en tu camino
penacho golpeando mi alfombra con gotas
mansas como la oración del despertar
Ha llegado mi pulcritud hasta tu alejada escombrera
mi corta vida te ilumina entre acantilados
escalan las medusas en sus alas de
luz
Hasta el color vacuo de su humedad
escucha tus árboles gritar
Esas sombras talan mi atardecer
pincelando mi final con su sonido de piano
cascabel gateando hacia mi espacio,
invisible, transparente, impalpable,
invisible, transparente, impalpable,
promiscuas aristas en mi tormenta
Que del rayo caprichoso haces
mis días más largos, aún sin ser tuyos
Déjame ser bosque, arrancar la diferencia a mi locura
de la oscura demencia
de la oscura demencia
don dumas
A mis exploradores, a Edgar Mitchell, a la hermosa metanóía que vislumbraría la delicada esfera azul, a todo aquello que está por venir envuelto en el mar negro de misterio