El destello del amanecer plagia tus ojos llenos de poesía, brilla y se desvanece en el susurro de nuestro tacto apocalíptico
Las mariposas han elegido el espeso verdor de la noche para tejer amores
Ecos duendes del capricho, sigilos resguardados entre nubes de zafiro
Ya caminan
Ya Danzan
Tenues voces sobre el abismo de unos labios que muerden al sofoco
Mi celina visión resbaló desde los ojos de un escueto hombre despertando. En su huesuda muñeca funge nuestro reloj abisal
De peces ocultos
retrocediendo en nimios segundos de un grito hacia el suspiro, en vergeles del simio
Tu pelo negro construyó un cielo, con tejidos de sombras y destellos de macabro azur
Colocaré tu ligera brisa entre mis dedos
De acacia eterna, por cada segundo, en cada frase, entre los volátiles sueños, en los delirios del placer
don dumas