Hacia la sombría antigüedad
excitada piedra roja
replicas los trépidos de Venus
entre cupidos de calladas atmósferas
de un Dante capricho varado en los sueños
El olor del fuego, del abrasador amarillo
atrapado
de ingrávidos huesos
transformados en acero
¡ámalos! desconcertados en su desconcierto
en los vacíos más humanos del espacio
Si se rompen sus cielos ante lo imposible
sean metales a la deriva
si se penetra en sus mascarados suelos
sus latidos eléctricos
Venus venustas
semejando las dictas danzas de los viajes:
mescalina en el dulce nombre de Apollinaire
sembrarías tú
aquel fantasma cósmico
en la intrépida distorsión de unos ojos
empañándose, quizás,
de un miedo desconocido
don dumas
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las nubes de Venus |
Siempre me desconcertaron los viajes de la URSS a Venus. Sin embargo, aquel misterio se fungió de miedo
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