Arrodillándome sobre círculos de musgo
entre huesos esparcidos y aguijones infrahumanos
creo la gravedad de esta madera ennegrecida
A mi diáfano pensamiento le debo el peso de la muerte
y de este ruido, la búsqueda,
A mi diáfano pensamiento le debo el peso de la muerte
y de este ruido, la búsqueda,
descansando el sueño y el hambre sobre los elegidos,
extinguida mi mundana odisea,
en el regreso a los cantos,
a los santos,
estremecimiento en las ideas del niño dios de los nuestros
Y hablo con el ruido acostumbrado de las mariposas, señaladas
Detrás de su morto aleteo respiro,
respiro entre las escamas de mis nueve vidas solares
en aquel tiempo enamorado
/señalarme entre los escoriales del musgo no arrepentido/
Solo allí sería yo
don dumas
No hay comentarios:
Los comentarios nuevos no están permitidos.