Ofréceme tu número, la creación,
como a un pasajero durmiente
elegido entre los humedales de los infiernos,
y de sus efímeros...
Paradojas /que como arañas/
saltáis hacia la soledad muda de las sibilas,
en bellaflor de los misterios,
de finas puntas penetrando
en la dirección exacta del aire,
y en el polvo de los incrédulos,
soñarando con vivaces hojas; ellas rozan mi cara rosada
en el este del bosque
No sea un sueño el despertar de los muertos
¡aquellos que se preguntan dónde está la luz!
Espacio que declamo,
espacio que amo ante los secos vacíos,
pues me visto de tiempo
/algún día es hoy/
el superlativo ruido contra el azar,
pegajoso cartón reescrito con las palabras de los locos
y forja de mi destino
don dumas
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Es la forma de Dios |
No fuimos, no somos azar
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