Y he cantado a las cenizas
profecías
en fría calma
a los bosques de la noche sus oscuros versos
Las flores muertas
eran soles vencidos y heridos
serias viudas entre mareas sin rima
hechizos de ninguna reina
Y al abrir la puerta, por el harto de los tiempos,
no se distinguiría la luz de la luciérnaga
¡Llámame!
desde el fuego henchido
en la noche verde
ya seas lector o una frágil marioneta
Sí, debisteis soñarme
en la muerte de las mariposas
escondiendo vuestras palabras
Y ante está horrible brevedad
Mi heroína asustada
/tumbada/
sobre la mala tierra
escupida entre seda y bilis
Su dulzura y el fino gorrión
hilvanan
el lugar solitario de mi destrucción
Bello y vacío
que confunden mis demonios
don dumas
Exquisito poema con tu particular y luminosa oscuridad...
ResponderEliminarMientras te leía, me daba cuenta de que hemos publicado dos poemas que tienen algo en común, esa especie de frío interno pero que es puro ardor. (y en realidad no tienen nada que ver ambos, y además me gusta más el tuyo... :) )
Un beso!