Mi cuerpo duerme porque no sé qué decir ¡Oh, si la mirada de mis ojos copiosos llenara los vacíos!
cuando se agoten nuestros nombres su horrorosa definición abrázame vistiéndome como hombre furibundo en la luz acallada, extinguiéndose hermana semilla en la vega seca los ojos secos presos en una dual existencia sonriendo a la suciedad escondida
Nada me pertenece,
ninguno de sus horizontes, sus piélagos,
nadie a mi espalda ¿quién me vislumbra en la profundidad?
Hermético pensamiento sin hacer locuras frágiles átomos guiando los peligros jiras del árbol breve Su próxima estación Hacia las últimas sombras del libro,
En escisión, acaso los fantasmas chocan contra la verdad
Me devoraron los espacios, su agresiva espesura, sus inmensas ciernes de plenitud
De sufrir el maltrato en sus atmósferas, asomado en el hayo enfermo de una boca descompuesta, de su hermosa boca prisionero Si sobrevivo, donde el día ya ha acabado ¡cantadme sus elegías hacia mis barcos a la deriva! lijar vuestras gargantas al unísono grito de la desesperación Entre mentes y mentiras mi obsesión, acaso es rozar con los dedos quebrados cualquier fracaso, y plenilunio de inalcanzables deseos
Liu Fang
DIAS DE SUBURBANO
/Mi respuesta/
encallado verbo, oculta entre las auroras que oscurecieron
En la hoja durmiente, bajo la llovizna púrpura, sin el flujo de un despertar
/Mi respuesta/
desde mi cálida tumba resta a los cielos su lengua humedecida silenciando las maldiciones de sus verdugos digitales
/Mi respuesta/
es la puerta de cementerios imposibles al tragaluz Callada Y profunda
Respiro revueltas hacia el gran olvido regalo de la negra mariposa
Saluda el caballo de la nostalgia /galope mecánico/ busca paraísos entre la matriz, entre resinas pegajosas golpeadas en el tiempo, marchan los viajeros silenciosos, la mancha se expande a través de la mirada de las madres; el universo de todos se encoge o era tan grande como su !ingravidez!
Los príncipes dominan a las aves, la estructura de sus aleteos, viven lejos -- sin pájaros en la noche -- los sueños no habitan el metal. Los sueños se desvanecieron con las centurias
Proscritos son los colores del cosmos, oscureciendo por tormentas y bacanales rostros de carne y sudor, implosión en el cuero negro de los días, en un agrietado amanecer, con la impronta de una vigilia perenne frente a los espíritus aún no nacidos; se agitaron las tierras ofrecidas a las sombras /sus solemnes guerras/ El drama habita en una cáscara de fina piel
Bajo los ríos de sudor forjados de tormentas, brillando entre el sacrificio antes de la evaporación, se forjan rabiosos surcos con el extenuante trabajo...demonios grises, parece que sonríen, exploran las sienes de los maldecidos
/Hundidos estáis bajo vuestros pies/ longeva amalgama de extraños minerales ¡Alimentad el jardín de vuestros bastardos!
En las fábricas las máquinas sonríen, las metálicas velas apuntan a Orión: ¡bendito el olor a oxígeno! Sin miedo a la explosión
¡Escuchad! el aire azul de la inexistencia, truenan las computadoras, el alma de la lluvia, en su cadena opresora, interminable en la longitud de vuestros ojos, acaso cansados sobre el lugar injusto, la oculta belleza...
Contra el cielo, se revuelve todo el polvo, sutil, ennegrecido, y los hombres malditos observan, son observados, sienten la desgracia por no saberse. Buscan a los dioses entre medicamentos humeantes y hormigón, en su delirio extrañan, a veces las cosas cercanas, a veces nada, en la profundidad de su inviolable pensamiento ¿Dónde se perdió el hombre?
Anónimos, la sangre habla por ellos. Oh, vivo en una poesía eterna, en vuestro redondo circulo de páginas perdidas
Pérdidas o encuentros, con la similitud de una similitud