Revolotean como
alegorías,
la belleza de los inciertos
y el extravío de una pálida mirada
¡Oh, mi amor!
advertimos rascacielos
en la pasajera lucidez de las flores,
elegantes llamas profetizando
nuestras
grises cenizas
Somos diez espigas, en la catástrofe,
serías puntas, frágiles, esqueléticas
don dumas