Para este poeta muerto
no hables del rincón en sus mañanas
sin entender letras pasadas
Nada presumiendo su sombrío testamento
¡Pensad sus grises ojos!
se definen
hasta un perfume de amada acacia
Caprichosa sangre de un barro al olvido
y enloqueciendo
y ¡enloquecido!
entre los abrazos de una escueta niebla
Yo te elijo a ti, un poeta sin rostro
y a tus adormecidas noches de almendra
Sin hablar en la casualidad
Sin entender letras pasadas
Tan sólo
ábreme de tus surcos el vientre
don dumas
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