7 Julio 2019
El viejo camino se cruza de nuevo, vuelve a tambalearme
Ante mí hace versículos su imperceptible humo
Ya no hay pasos que pueda dar sin ahora caerme
Alcanzando a vislumbrar la semilla
Aún dispersa en afónica languidez
Se respira su luz despojada
Cayendo en una parpadeante lluvia
En gotas de fruta sangrante
Nos hacemos cuerpo en este viaje perdido
Misterio en la palma de nuestra soledad
Nos transformamos, ocultos al plomizo descanso
Llegará hasta mí el apagado rostro
Sinuoso, soplando en la amalgama de mis tercos sueños
Avisando en cartas que ya no pueden hablarme:
Vertieron la tinta en su lengua seca
Apenas puedo resistir entero
Acuciado por las cargas de perversos mundos
Groseros rosales en mi jardín
Todos sus días hablándome en la nada
Me tragan las aguas de su río
Temblorosas de la oscuridad
Regando mi libre albedrío
Tengo miedo de escuchar campanas en la noche
¡Que no lleguen sus
sonidos a mi alma!
¡Que no lleguen sus tenues resplandores en mi alba!
Tengo miedo de mirar tras las ventanas que dejan abiertas
don dumas
Como un lamento que atraviesa y penetra
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Hola Adel. Gracias por leerme y visitarme. Los lamentos son como una fina lluvia.
EliminarUn beso