Y sin razón busques en la noche mi perfil acostumbrado
De cristales forjados entre espesuras
Y sus ruidos de odiosa fiera
Cálmame en una voz vestida
con sus adornos de plagio
simulando el frío que envuelven nuestros pasos
¿Acaso la tormenta habla de mi?
He venido a verte, en sonidos de emoción
y destruir tu etéreo canto
don dumas
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| El etéreo canto de los símbolos |
Confieso la alarma de mis voces El viento tras los finales Entregada mi forma de alameda Con el juego de retinas un poso de temblor A mi amada nebulosa descuido mis nombres Arrastrados hombres de horca y melodía Frenó el recorrido de los siglos mis venas de hambre Versando mi edad sus millones de años Invisibles al tacto Un gramo de aire suelto al azar fueron mis escrúpulos Sin displicencia por mover su agua oscura Nadie vería su color Insinuante matiz larvado en los charcos del yo profundo En su penumbra dormida Meciendo la angustia de los sentidos al caer el peso Soy un desconocido en las salinas de los amaneceres Gritando al fuego surgido del frio Vaciando el vacío en mi respiración Dejadme morir en todos los días Ya muerto mi deambular en todas sus horas Olvidado mi hogar Sintiéndome fuera de mí Hallé un despertar de inhóspita graciela En sus paisajes de adoración sin Marte Os confesé con palabras que dividen Me confieso al resplandor JLcN
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| Allá en la oscuridad... |
Ella me esperaba desnuda,
inquieta y oscura
Era la noche
Y ante el inmenso océano de sus ojos, mi respiración
don dumas
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| Bosque y noche |
POema 239
De los ojos desprendidos de los glaciares
blandían las endemoniadas artes de Focillon
Me escondo entre sus ideas
siendo la voz de las olas que fueron
En la suerte de su trágico dibujo
serpenteando los rojizos ocasos de Tharsis
POema 240
Y llegué extenuado hasta los albores
de las dulces comedias
El elixir fraguado de un binomio argenta
sorprendiendo mi fugacidad
¡Y no existía nada ante mis ojos!
Todo eran fragancias musicales
Descolocadas
Fagocitando el triunfo de la calavera
don dumas
¿Quién rozaba el murmullo? ¿Quién rozaba el murmullo? Hojas lívidas, blanca maldición Murieron corolas, separadas de angustia, todas, en su...
