(Años 80)
Dos frías
manos vendaron mis ojos
como
castigo de un sol furioso
enojado
por mi cruel intención
de
desterrar sus rayos de mi habitación.
++++
Apretabanme
firmes y recias
anulando
toda mi visión:
y
atraídas por mi precaria decisión
en mi se
clavaban como estrías.
++++
Inicuo
llegué a ser, malvado,
al
despreciar tu luz;
pues echo
de menos ¡Ay!
el
cerúleo cielo no ver.
SIREBILO
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